por Alberto Barrera-Enderle
Pocos aficionados regiomontanos en la actualidad saben o recuerdan que el original clásico regiomontano fue entre La Pandilla del Monterrey y los Jabatos de Nuevo León. En efecto, entre 1966 y 1969 la Sultana del Norte se estremeció cada vez que ambos equipos locales se enfrentaban en el Estadio Tecnológico (casa de ambas oncenas). A pesar de ser un equipo con menor edad que el Monterrey, los Jabatos consiguieron hacerse de un fuerte respaldo popular entre las clases medias y bajas del área metropolitana y en algunos municipios rurales lo que les permitió competir contra el equipo decano del futbol regiomontano, los Rayados del Monterrey.
Aunque ambas escuadras regias ya se habían enfrentado en la segunda división en los años cincuenta, la rivalidad creció desmedidamente cuando los Jabatos se coronaron en la segunda división en la temporada 1965-66. Así que a partir de la campaña 1966-67, la ciudad de Monterrey vivió su primer clásico en el futbol de primera división. En esa primera campaña empataron a dos y en la segunda vuelta el Monterrey ubicó a “La Piara Salvaje” con un contundente 3-0. La campaña 1967-68 fue muy mala para Monterrey y ello se reflejó en que ambos clásicos fueron ganados por el cuadro esmeralda: 4-2 y 3-0. Sin embargo, en la jornada 1 de la temporada 1968-69, Monterrey ganó 1-0 para emparejar las estadísticas del fraternal enfrentamiento.
Hoy nos trasladaremos en el tiempo hasta el sábado 3 de agosto de 1968 cuando se jugó el que sería el último clásico entre ambas oncenas regiomontanas y que a la postre sirvió para dejar el balance histórico a favor del Monterrey. Ese clásico se jugó en la jornada 16 de la mencionada temporada 1968-69 y ambas escuadras llegaron en muy mal momento: Jabatos llevaba 4 triunfos, 4 empates y 7 derrotas. Mientras que Monterrey llegaba al fraternal duelo con 6 triunfos, 3 empates y 6 derrotas. Sin embargo, los Rayados acumulaban 8 partidos sin ganar (5 de ellos fueron derrotas y las 3 últimas en fila), por lo que el técnico uruguayo del Monterrey, Roberto Scarone, sabía que era un partido de vida o muerte para La Pandilla. Jabatos, por su parte, venía de perder dos partidos consecutivos y se encontraba en los últimos lugares de la tabla y su afición confiaba en que venciendo al Monterrey obtendrían el ánimo necesario para despegar, ya que los clásicos siempre han sido revulsivos en el ánimo de los equipos. También Scarone declaró días antes del clásico que confiaba en el triunfo de los albiazules y que eso sirviera para que el equipo ligara una racha de triunfos como había sucedido al inicio del torneo cuando luego de vencer a Jabatos Monterrey ligó cuatro triunfos más en fila.
El técnico uruguayo Roberto Scarone
En el transcurso de los días previos al partido, la afición de ambos equipos se volcó sobre las taquillas para no perderse tan apasionado encuentro. La directiva de Jabatos, al ser equipo que jugaría como local, tuvo que implementar medidas extras como coordinarse con las autoridades del municipio de Monterrey para garantizar un tráfico fluido, evitar desquicios en la vialidad y facilitar suficiente transporte público ya que el lleno estaba garantizado. En los entrenamientos previos los aficionados de ambos equipos acudieron a apoyar moralmente a sus jugadores y los entrenadores ocultaron sus estrategias a la prensa para no exhibir sus armas. Era un verdadero clásico y las declaraciones de los protagonistas ya eran comunes tal y como suceden ahora. Scarone, por ejemplo, garantizaba que el Monterrey saldría con el triunfo. Mientras que el técnico de Jabatos, Francisco Rodríguez, declaraba algo similar. Los editorialistas de la época no se atrevían a dar un favorito pues aunque el Monterrey llegaba con más puntos todo mundo estaba consciente de que en un clásico las estadísticas importan menos que el control y temple de los nervios. La moneda estaba en el aire.
Sin embargo, las dudas de quién sería el ganador se despejaron casi inmediatamente después de las 20:45 horas en que comenzó el partido. El Monterrey dominó a sus anchas todo el partido gracias a la inspiración y gran talento de sus dos cracks: el peruano Claudio Lostaunau y el brasileño Ubirajara Chagas Tamega “Bira”, quienes dieron cátedra y borraron a los Jabatos que además contaron con muy mala suerte al anotar tres autogoles. Obviamente, estos fueron provocados por el asedio sin tregua de La Pandilla.
El incomparable Claudio Lostaunau
A los diez minutos del primer tiempo, “El arquitecto de la media cancha” (Lostaunau) lanzó en profundidad a Ubirajara quien desde afuera del área y como a unos 35 metros de distancia soltó un fogonazo esquinado que dejó sin posibilidad al arquero Mendoza. A los treinta minutos cayó el segundo luego de que el “Gallo” Jáuregui cobrara una falta con tremendo cañonazo que desvió el arquero esmeralda quedando la bola en el área donde se hizo la melé, la tomó Juanito González y cruzó tremendo disparo que el defensor Quintero intentó despejar sin éxito, consiguiendo solamente incrustar el balón en su propia meta; 2-0 ganaba ya La Pandilla que ejercía de visitante en el mismísimo estadio Tecnológico.
Ubirajara Chagas se despachó con dos goles
Cuando faltaban dos minutos para el descanso, el brasileño del Monterrey, Nelson Fialho de Souza, cobró un tiro libre con mucho veneno. El jabato García Lomelí desvió con la cabeza pero con mala fortuna ya que la redonda terminó venciendo a su propio arquero para el 3-0. Vino el descanso obligatorio que no restó en nada la ambición de nuestros Rayados, quienes inmediatamente volvieron al ataque dando cátedra. Eran apenas tres minutos del segundo tiempo y Claudio Lostaunau volvió hacer de la suyas. El genial peruano, amo y señor del mediocampo, logró una perfecta combinación con Juanito González, éste cedió al “Indio” Cárdenas que de primera tocó a un Ubirajara completamente desmarcado, quien solo ante el arquero fusiló sin piedad para el 4-0. Veinticinco minutos más tarde vino el descuento de “La Piara Salvaje” de la mano de Aguilar quien remató un centro de Soto. Jabatos había logrado dominar unos minutos luego del ingreso del habilidoso Pedro Damián Álvarez (quien tiempo después lo haría con Monterrey) pero tuvo que conformarse con un solo gol. Ya cuando el partido agonizaba vino el quinto gol rayado y tercer autogol jabato, la fórmula fue similar: tiro libre cobrado por Nelson Fialho de Souza, desvío infructuoso del “Bobo” Rodríguez y el balón, adentro. Los Jabatos, como era su característica, no habían dejado de luchar, era un equipo de mucha garra, pero esa temporada les faltó el buen futbol, mismo que esa noche derrocharon en grandes cantidades Claudio Lostaunau, Juan González y Ubirajara Chagas.
Ubirajara Chagas anotando el 4-0
"Bira" celebrando eufórico su segundo gol de la noche
Terminaba el clásico con tremenda paliza rayada. La afición del Monterrey celebraba ruidosamente mientras que la afición del Nuevo León callaba y soportaba las burlas típicas de la hinchada rival. En el vestidor rayado, mientras tanto, todo era alegría. Roberto Scarone declaraba: “Resultó el asunto…los muchachos, todos, jugaron bien y éste como le dije es el principio de otra racha que nos hará recuperar el terreno perdido”[1].
Hugo Pineda y la defensa rayada ante los embates de Jabatos
La temporada siguió su curso y el Monterrey no consiguió mejorar del todo. Sólo tres triunfos en los restantes catorce partidos por cinco empates y seis derrotas sellaron el despido del célebre Scarone y el debut en el banquillo de Ignacio Jáuregui, poco a poco se abría una nueva era en la historia del Monterrey. Sin embargo, el asunto resultó aún peor para los Jabatos quienes siguieron de mal y de malas hasta el tener que jugar una liguilla por el no descenso, misma que perdieron ante el Oro y que los condenó al descenso. Desde entonces nunca más volvieron al máximo circuito y con ello han privado a la afición regiomontana de revivir el primero y original clásico regiomontano, mismo que aún vive en la memoria de los aficionados de la vieja guardia.
Aquel sábado 3 de agosto de 1968, los equipos regiomontanos alinearon así:
JABATOS: Mendoza; Javier García Lomelí, Alfredo Franco, Vicente Álvarez y Quintero; Arturo “Chongas” Herrera (Pedro Damián Álvarez 46’), “Bobo” Rodríguez, Soto, Dámaso Pérez (Leopoldo Barba 70’), José Álvarez Crespo y Aguilar. D. T. Francisco Rodríguez.
MONTERREY: Hugo Pineda; Pedro Martínez, Javier Bazán, Nelson Fialho de Souza e Ignacio Jáuregui; Claudio Lostaunau, Erubiel Valdés, Roberto Cárdenas; Juan González, Ubirajara Chagas y Francisco Avilán (Ricardo Escamilla 75’). D.T. Roberto Scarone
Pero habría que señalar que Jabatos no desapareció como tal, sino que su franquicia es el actual Tigres, aunque por los ochentas o principios de los 90's quisieron revivir a unos Jabatos, la franquicia original es la que se convirtió en Tigres.
ResponderBorrarExcelente blog de la historia de mis Rayados.
No no, Tigrs y Jabatos no tienen nada que ver uno con otro, ambos incluso se encontraron en segunda a finales de los 60 y principios de los 70. Eso de que son la misma franquicia es una vil mentira.
ResponderBorrarClaro que tiene que ver jabato le ofreció a tigres la franquicia
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